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No, no es cosa de niños: cómo prevenir el bullying desde casa

Prevenir el bullying se ha convertido en un objetivo social, que más que posible, parece utópico cuando en el día a día salen a la luz más casos de niñxs y adolescentes que deciden quitarse la vida para acabar con su dolor.

 

El caso de Sandra Peña, la niña de 14 años que decidió quitarse la vida por recibir bullying en su centro educativo en Sevilla, ha removido conciencias. Y ha resaltado la necesidad de disponer de herramientas para prevenir el bullying, no solo desde los centros educativos, sino especialmente desde casa.

 

La historia de Sandra nos ha dolido, y con razón. Pero el dolor, si no se transforma en acción, se desvanece.

 

Durante unos días, habrá indignación, publicaciones, campañas y promesas de cambio. Y después, poco a poco, el tema se apagará…Hasta que, por desgracia, vuelva a ocurrir.

 

Porque aunque hoy se hable más que nunca de inteligencia emocional, empatía o convivencia, seguimos mirando hacia otro lado.

 

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El papel de los centros educativos: protocolos de actuación y de prevención del bullying

 

Los centros educativos no pueden ni deben mirar hacia otro lado.

 

Los centros educativos son el espacio en el que muchos niños y niñas pasan gran parte de su día, donde aprenden a convivir, a relacionarse y a sentirse parte de un grupo. Por eso, los centros tienen una responsabilidad enorme a la hora de detectar y prevenir el bullying.

 

Pero no basta con tener un protocolo colgado en una web o un cartel con frases sobre el respeto. Se necesitan protocolos efectivos, que no se queden en el papel, sino que se activen con rapidez, acompañamiento real y comunicación con las familias.

 

Se necesita formación continua del profesorado, no solo para reconocer el acoso, sino para sostener emocionalmente tanto a la víctima como al grupo.

 

Se necesita educación en valores, no como una materia puntual, sino como parte viva de la cultura del centro: cómo se habla, cómo se resuelve un conflicto, cómo se acompaña al que se queda atrás.

 

Y, sobre todo, se necesita mirar, ver y reconocer que el bullying no es solo cosa de niñxs. Y que el silencio también es una respuesta. El silencio del aula, del grupo, del adulto que ve y no actúa, siempre favorece al bando del acosador, nunca al de la víctima.

 

El trabajo en los colegios no consiste solo en sancionar, sino en crear entornos seguros, donde los niñxs sepan que ser diferentes no los pone en riesgo, y donde la empatía no sea una palabra bonita, sino una práctica diaria.

 

El entorno familiar como base para prevenir el bullying: cómo educar sin normalizar conductas abusivas

 

Como comenté en el apartado anterior, lo que ocurre en los centros educativos es sumamente importante, pero nos cuesta asumir que eso que ocurre no empieza ni termina allí, sino en lo cotidiano: en casa, en el entorno más cercano, en la familia, en el grupo de WhatsApp de madres y padres…

 

El trabajo, aunque debe promoverse en los colegios, no empieza en los colegios.
Empieza en casa.

 

Empieza cuando dejamos de reírnos de los demás delante de nuestros hijxs.
Cuando dejamos de ridiculizarlos cuando algo no les sale bien.
Cuando entendemos que cada palabra, cada gesto y cada burla deja huella.

 

Porque nuestrxs hijxs aprenden día a día de todo lo que decimos, hacemos, callamos o evitamos.

 

Cuando nos escuchan decir “mira cómo va vestida esa chica”, o “menudo torpe es ese niño”, aprenden que juzgar es mejor que respetar.

 

Cuando imitamos voces, cuerpos o maneras de ser “por hacer gracia”, aprenden que burlarse del otro da risa, y que la diferencia se ridiculiza, no se respeta.

 

Cuando alzamos la voz para “corregir”, pero no pedimos perdón cuando nos equivocamos, aprenden que tener poder es más importante que tener empatía.

 

Cuando decimos “no llores, que eso es de débiles” o “aguanta, que no es para tanto”, aprenden que sentir es un problema, que mostrar dolor es vergonzoso y que callar es más seguro.

 

Con todo esto, aprenden que mostrar vulnerabilidad está mal, que reírse de otro es una forma válida de relacionarse y que quien calla encaja mejor.

 

Y es ahí, en esos pequeños gestos, donde se construye o se destruye el respeto.
Donde se enseña que la forma en que hablamos de los demás dice más de nosotrxs que de ellxs.

 

Lo que ven en casa se replica fuera: en el aula, en el patio, en el grupo de amigos, en su forma de relacionarse con los demás.

 

Porque los niñxs no aprenden solo de lo que les decimos. Aprenden, sobre todo, de lo que nos ven hacer.

 

Cómo saber si mi hijx está sufriento bullying: señales de alarma desde casa

 

El acoso no siempre deja marcas visibles. A veces se esconde en pequeños cambios de comportamiento.

 

Prestar atención a las señales puede marcar la diferencia:

• Cambios en el sueño o en el apetito.
• Dolores de cabeza o de barriga sin causa aparente.
• Evita ir al colegio o pone excusas constantemente.
• Pérdida de interés por actividades que antes disfrutaba.
• Irritabilidad, tristeza o llanto frecuente.
• Habla de sí mismo en negativo (“soy tontx”, “nadie me quiere”).
• Pérdida o deterioro frecuente de objetos personales.
• Aislamiento o dificultad para hablar sobre su día a día.

 

No esperes a tener pruebas. Escucha, acompaña y cree.

A veces, una conversación con presencia y sin juicios puede abrir la puerta a que un niñx se atreva a hablar.

 

La educación emocional desde casa ayuda a prevenir el bullying

 

Educar emocionalmente no significa evitar el malestar, sino enseñar a comprenderlo y gestionarlo.

 

Cuando un niñx crece en un entorno donde se valida lo que siente, donde puede expresarse sin miedo, desarrolla una base segura desde la que construir relaciones sanas.

 

Hablar de respeto, empatía y convivencia no se enseña en una asignatura, se enseña viviéndolo.
Con cada disculpa sincera.
Con cada momento de escucha.
Con cada límite puesto con calma y coherencia.

 

Corregulación y autorregulación: el papel del adulto

 

No podemos pedirle a un niñx que se autorregule si el adulto que lo acompaña no sabe hacerlo consigo mismo.

 

La autorregulación del adulto, esa capacidad de mantener la calma, contener, escuchar y sostener, es el espejo donde el niñx aprende cómo hacerlo.

 

Cuando el niñx siente rabia, miedo o frustración, no necesita que le digan “tranquilízate”. Necesita un adulto que pueda estar ahí sin huir ni sobrecargarse, que le ayude a entender su emoción y a recuperar la calma.

 

Eso es la corregulación: la presencia emocional del adulto que acompaña, que calma sin invalidar, que enseña con su ejemplo cómo transitar una emoción difícil.

 

Solo desde esa base segura, el niñx aprende la verdadera autorregulación emocional. Y esto deja clara la necesidad de que seamos nosotrxs como adultos los que trabajemos en nuestra propia gestión emocional, y pidamos ayuda profesional si resulta necesario.

 

Dar voz: enseñar que hablar es seguro es un paso clave para prevenir el bullying

 

En muchos casos de acoso, el silencio pesa más que el daño.
Por eso, es fundamental crear espacios donde los niñxs sientan que pueden hablar sin miedo, sin ser juzgados, sin que se minimice lo que sienten.

 

Dales voz.
Escúchales sin prisa.
No les corrijas cuando expresan dolor.
A veces, solo necesitan saber que lo que sienten importa y que serán escuchadxs.

 

Un niñx que crece sabiendo que puede hablar en casa, tiene menos probabilidad de callar cuando algo le duela fuera.

 

Conclusión: el cambio empieza en lo que normalizamos

 

El bullying no es cosa de niñxs.
Es cosa de todxs.

 

De cómo hablamos, de cómo miramos, de cómo actuamos cuando nadie más lo hace.
Educar en empatía no empieza con una charla en el aula.
Empieza con un ejemplo en casa.
En lo que normalizamos, en lo que corregimos, en lo que decidimos no permitir más.

 

Porque cada vez que un adulto se atreve a mirar, escuchar y sostener, rompe una cadena de silencio.

 

Y eso, sí cambia las cosas.

 

Si sientes que necesitas ayuda para modificar las dinámicas personales y familiares en tu entorno cercano, y que necesitas aprender a gestionar tus emociones y favorecer así una adecuada corregulación con tu hijx, la terapia puede ser el espacio seguro en el que lograrlo.

 

Si tras leer esto, sientes que este puede ser tu momento, estamos aquí para acompañarte.

 

Conoce cómo trabajamos y agenda tu primera sesión con nosotras aquí.

 

Recuerda que también puedes seguir aprendiendo por ti mismx con el contenido que comparto en Instagram y en mi podcast.

 

¡Gracias por leerme! 💚

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Diana Martin psicologa

Diana Martín, psicóloga, divulgadora en @dianamartinpsicologa y coordinadora de un maravilloso espacio de psicoterapia integradora

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